La medicina naturista

Existen varias formas de explicar qué es la medicina naturista. Según la definición consensuada por los miembros de la Sección Colegial de Medicina Naturista del Colegio Oficial de Médicos de Barcelona, “la medicina naturista es un sistema o criterio médico preventivo y terapéutico, basado en la comprensión y utilización de los principios autorreguladores del organismo, que contempla al individuo globalmente e integrado en su entorno”. Es decir, se trata de entender el funcionamiento y la finalidad de todas las reacciones que ocurren en nuestro interior encaminadas a mantener o restablecer la salud de la persona y no simplemente de sus órganos; persona que no vive aislada, sino en un medio ambiente determinado que hemos de considerar.

Es la aplicación práctica de la filosofía del naturismo en el campo de la medicina y la salud. Se engloba dentro de lo que denominamos medicinas no convencionales, y como todas ellas se fundamenta en la idea de la existencia de esa fuerza interna que tiende a mantenernos en salud y que llamamos vis natura medicatrix o, como acabamos de mencionar en la definición, principios autorreguladores del organismo.

Como recursos para ayudar a esta fuerza, y siguiendo el principio hipocrático de primero no perjudicar, son utilizados preferentemente todos aquellos medios presentes en la naturaleza: agua, sol, alimentos, plantas medicinales…

Quizás la aportación fundamental de la medicina naturista es la de recuperar conceptos hipocráticos básicos en medicina que, por simples, de algún modo se han diluido en un mar de especialidades e información técnica. Los resumimos a continuación.

– Existencia de la phisis (vis natura medicatrix): fuerza vital y de autorregulación del organismo, también denominada mecanismos de homeostasis o, popularmente médico interno.

– Los síntomas como esfuerzo del organismo por restablecer de nuevo el equilibrio perdido y recuperar la salud.

– La labor del médico o terapeuta no ha de ser siempre intervencionista. En muchas ocasiones ha de ser un simple espectador. Ha de interpretar lo que pretende la vis natura medicatrix y dejarle trabajar, quitándole obstáculos y ayudándole si es necesario, pero no debe actuar de forma sistemática suprimiendo su acción. Es necesario profundizar más en el estudio de la finalidad de los fenómenos que ocurren en los procesos patológicos.

– La salud orgánica como equilibrio entre entradas y salidas del organismo (teoría humoral). La vida es un doble proceso de nutrición y eliminación que se realiza simultáneamente por el sistema digestivo, respiratorio, piel y riñones. Si las entradas son mayores se producen enfermedades por sobrealimentación (obesidad, arteriosclerosis…) y si son menores se establecen las enfermedades carenciales.

– Nadie cae enfermo bruscamente y en cualquier momento, sino que es menester la acumulación de causas que motivan el estallido sintomatológico de una enfermedad.

– La enfermedad es un proceso, más que un estado, y su aparición no un comienzo sino el final de una desviación patológica de lenta y larga duración.

– Normalización de las funciones del organismo como primera medida terapéutica y preventiva.

– “Primun non nocere” (Primero no perjudicar) Prioridad de los tratamientos no agresivos.

– Los agentes que nos dieron la vida y nos la mantienen son los que mejor nos pueden ayudar en la curación.

– Clasificación básica de las enfermedades en agudas, crónicas, degenerativas y congénitas, como expresión de la evolución de la enfermedad. Se interpretan los procesos agudos como procesos fisiológicos curativos, en los que el organismo está respondiendo a la agresión; los procesos crónicos aparecen cuando un proceso agudo ha estado insuficientemente resuelto, y su tratamiento pasa por la agudización; en los procesos degenerativos hay daño en los mecanismos de homeostasis o autorregulación y la curación es ya muy difícil; en las enfermedades congénitas la alteración es ya incurable.

– Interpretación positiva de las reacciones del organismo, como agudización de problemas crónicos o crisis curativas (fiebre o erupción depurativa), que nos ayude a no interrumpir procesos curativos que surgen durante el tratamiento.

– No hay verdaderas funciones patológicas. Todos los procesos que se desarrollan durante la enfermedad no son sino variaciones cuantitativas del ritmo o intensidad de las actividades normales en estado de salud. Salud y enfermedad son variaciones cuantitativas, no cualitativas, de una misma actividad.

– La enfermedad como estímulo de cambio: esfuerzo de la naturaleza para suprimir las causas de la enfermedad y oportunidad de replantearse la actividad y actitud vital.

– Visión global del paciente como persona que sufre y necesita ayuda, y que tiene un cuerpo, una mente y un espiritu con necesidades físicas, psíquicas, espirituales y sociales, a las que tenemos que atender. Se entiende la enfermedad como un proceso general y se dirige el tratamiento hacia el organismo como unidad.

– Individualización del tratamiento: No hay enfermedades, sino enfermos.

– Importancia de la prevención. No es combatiendo la enfermedad, sino creando salud, como cumplen las personas sus fines biológicos de evolución.

La medicina naturista utiliza prioritariamente para la prevención y el tratamiento, tal como hemos mencionado, aquellos elementos o agentes que nos dieron la vida y nos la mantienen. Desde esta perspectiva es difícil entender que nos pueda dar salud una sustancia tóxica o medicamento (ahí está la yatrogenia o efectos secundarios), aunque ciertamente en ocasiones es imprescindible recurrir a su uso. Las terapias que definen un tratamiento naturista son las que siguen.

La dietética o dietoterapia enseña al paciente a comer correctamente, y utiliza el conocimiento de las propiedades y virtudes terapéuticas de cada alimento para ayudarle en su curación. Puede recomendar, según el caso, ayunos (tomando sólo agua), semiayunos (a base de líquidos: zumos, caldos, infusiones…), monodietas de frutas o verduras (un día a la semana ,o varios días seguidos, ingiriendo sólo uvas, o naranjas, o ensaladas…), dietas depurativas… Como mantenimiento se suele indicar una dieta ovolácteovegetariana o vegetariana por considerarlas las más sanas y equilibradas, aunque por supuesto se respeta el tipo de alimentación que quiere llevar de forma definitiva el paciente; para ello se aconseja la frecuencia ideal del consumo de carne, pescado, huevos…

La fitoterapia o el tratamiento con plantas medicinales, procurando utilizar siempre la planta en su conjunto y no sólo sus principios activos como hace la farmacología, es un recurso que puede ayudar al organismo en sus funciones de depuración, sudoración, diuresis, digestión… Muchas veces se utiliza también de forma sintomática para aliviar dolores u otros síntomas.

La fisioterapia es la utilización de los agentes físicos que están a nuestro alrededor para apoyar a los mecanismos de autorregulación. Podemos hablar de hidroterapia (curación con el agua), helioterapia (curación con baños de sol), eoloterapia (curación con baños de aire), geoterapia (curación con la arcilla), terapias manuales (masaje, drenaje linfático, reflejoterapia…), manipulaciones vertebrales (osteopatia, quiropraxia), cinesiterapia o terapia del movimiento (rehabilitación y corrección postural…). Los estímulos físicos, eléctricos o magnéticos que llegan al organismo gracias a la técnica (infrarrojos, ultrasonidos…) y que favorecen los procesos fisiológicos, tampoco se descartan en medicina naturista.

Las técnicas psicofísicas, que trabajan al mismo tiempo el cuerpo y la mente (yoga, relajación, visualización, sofrología…), son una valiosa ayuda para buscar el equilibrio.

Aunque la psicoterapia no es una terapia que indique exclusivamente la medicina naturista, como ocurre con muchas de las citadas, siempre ha de estar en la mente del profesional. Entender el estado emocional del paciente es fundamental para comprender la génesis y la evolución de su enfermedad. Es conveniente tener unos conocimientos básicos sobre la interpretación y resolución de conflictos para dar el soporte necesario al enfermo, o bien, si el caso lo requiere, para derivarlo a un psicoterapeuta.

Es muy importante conocer los límites de los recursos que se utilizan en medicina naturista, al igual que en todos los criterios y terapias médicas, para ayudar en caso necesario al paciente, complementando el tratamiento con otros remedios o haciendo las derivaciones profesionales oportunas.

La medicina naturista es un sistema o criterio médico preventivo y terapéutico, basado en la comprensión y utilización de los principios autorreguladores del organismo, que contempla al individuo globalmente e integrado en su entorno. Es decir, se trata de entender el funcionamiento y la finalidad de todas las reacciones que ocurren en nuestro interior encaminadas a mantener o restablecer la salud de la persona y no simplemente de sus órganos; persona que no vive aislada, sino en un medio ambiente determinado que hemos de considerar.

Es la aplicación práctica de la filosofía del naturismo en el campo de la medicina y la salud. Se engloba dentro de lo que denominamos medicinas no convencionales, y como todas ellas se fundamenta en la idea de la existencia de esa fuerza interna que tiende a mantenernos en salud y que llamamos vis natura medicatrix o, como acabamos de mencionar, principios autorreguladores del organismo.

Como recursos para ayudar a esta fuerza, y siguiendo el principio hipocrático de primero no perjudicar, son utilizadas preferentemente todos aquellos medios presentes en la naturaleza: agua, sol, alimentos, plantas medicinales…

Las terapias que la definen son la dietoterapia, la fitoterapia, la fisioterapia, y las técnicas psicofísicas. La derivación o complementación, cuando es necesaria, con otros profesionales de la salud como los psicoterapeutas, o con otros criterios médicos como la homeopatía, la medicina tradicional china o la misma medicina convencional, es una indicación totalmente deseable y que también se incluye en el espíritu de la medicina naturista. Es el camino hacia la medicina integral.