ROMERO
Rosmarinus officinalis L.
Forma parte de la familia de las Labiadas.
El Romero es un subarbusto perenne que puede llegar a alcanzar los 80 a 100 cm de altura.
Crece en bosques, campos sin conrear y cerca de caminos. Se encuentra abundantemente en el Litoral Mediterráneo.
Florece prácticamente durante todo el año.
La parte que se utiliza son sus hojas, que se recogen una vez haya florido y en cualquier época del año.
El Romero contiene muchos aceites esenciales (1-2%) como el camfeno, cineol 1-8 o eucaliptol (15%-30%) borneol (10%-15%) acetato de bornilo, alcanfor de romero (5-25%), pineno, y un sesquiterpeno, posiblemente cariofileno.
Según el porcentaje de composición de estas sustancias, se puede averiguar el origen del romero, debido a que en cada lugar presenta una composición ligeramente diferente.
Contiene también ácido rosmarínico (2-3%), denominado también ádico libiático, que es un dépsido del ácido cafeico y del ácido alfa-hidroxi-dihidrocafeico. Glucósidos flavónicos (pigmentos de tipo polifenólico, derivados de apigenina, genkwanina, diosmetina y luteolina). Principios amargos (el más interesante es la picrosalvina, denominada también carnosol, que es una lactona diterpénica). Derivados triterpénicos (2-4%): ácidos ursólico y oleanólico, y alfa y beta amirina. Alcaloides (0,33%): rosmaricina. También se ha encontrado colina, taninos (8,4%), saponina ácida (0,15%) y vitamina C.
El romero tiene propiedades como:
Para el sistema cardiovascular, el alcanfor de romero es un tónico general de la circulación sanguínea y del sistema nervioso, que ejerce su efecto especialmente sobre la pared de los vasos. Se utiliza en los casos de Hipotención, espasmos vasculares y problemas de circulación periférica insuficiente.
Sobre el sistema digestivo, tiene una acción colagoga y colerética, debido al ácido rosmarínico. Se utiliza junto con otras plantas en el tratamiento de la hepatitis y colecistitis. El Romero actúa además como reductor de la espasticidad de la vesícula biliar. Es espasmolítico. Se emplea en estados de falta de apetito y en problemas intestinales debidos a una excesiva fermentación.
En el sistema urinario, actúa como diurético, debido a su contenido en compuestos flavónicos.
En ginecología, es emenagoga y se usa en las alteraciones de la menstruación como la amenorrea, oligomenorrea y dismenorrea.
El aceite esencial es antiséptico, hiperemiante y cicatrizante, se emplea por vía externa, se disuelve en agua o aceite, para gargarizar en caso de afecciones bacterianas de la boca. Por vía interna, es un buen antiespasmódico.
A nivel dermatológico, el alcohol de Romero sirve para curtir la piel de las personas que están encamadas, y de esta manera prevenir que se les formen las úlceras por decúbito.
El alcanfor del Romero de un 3%, es un alcohol muy útil en el tratamiento de los dolores reumatológicos debido a su efecto hiperemiante y rubefaciente.
El baño con decocción de romero es tónico, tanto por su acción directa sobre la piel como por la inhalación de su esencia.
En veterinaria, se utiliza el alcohol de romero como antiparasitario y para evitar la caída del pelo.
Su uso excesivo, especialmente en forma de aceite esencial, puede provocar irritación de los órganos de la pelvis y muy especialmente de los riñones, así como gastritis. Se han descrito crisis epilépticas o epileptoides provocadas por el uso del aceite eselcial de Romero.
No se recomienda su uso durante el embarazo.
La usaremos en infusión, baños, compresas o linimentos. También para hacer gargarismos bucales.
A nivel tópico, por vía externa, produce un efecto tónico y vulnerario; combate los dolores articulares así como para tonificar el cuerpo fatigado por trabajos violentos o por haber andado demasiado.
Durante el siglo XVII el alcoholato de romero se denominaba “Agua de la reina de Hungría” y se recomendaba en el tratamiento de la parálisis y la gota.
Por: Marta Sunyer (Fitoterapeuta, Naturópata y Nutricionista)