La planta echinacea es la más conocida y estudiada de las hierbas medicinales para estimular el sistema inmunológico.
Nombre Vulgar: Equinácea, flor cónica de la pradera, flor púrpura de la pradera.
Nombre científico: Echinacea angustifolia L., Echinacea purpurea Moench, Echinacea pallida.
Familia: Compuestas/Asteraceas
Hábitat: Crecen espontáneamente en la parte Oeste de Estados Unidos en herbazales, terrenos arenosos y lomas. Pueden encontrarse cultivadas como planta de jardín en numerosas regiones del mundo.
Equinácea

Equinácea

La equinácea o echinacea es una planta procedente del este de América del Norte, se tiene constancia de su uso por parte de los indígenas americanos a partir del año 1.700 y desde principios del siglo XX en la medicina tradicional.
Se trata de una planta que, en total, comprende 23 especies aunque sólo 10 de ellas están aceptadas para consumo humano. De estos diez tipos, las tres variedades cuyo consumo está más extendido dentro del ámbito de la fitoterapia son Pallida, Angustifolia en América y Purpúrea en Europa, considerada esta última como la más efectiva.
Destacan por sus grandes flores con lígulas muy largas y discos florales grandes, a veces espinosos.
La equinácea es rica en fibra, vitaminas del grupo C (raíz) y B (como la riboflavina niacina y tiamina), en minerales como hierro, sodio, magnesio, silicio y calcio.
Hoy en día millones de personas utilizan la equinacea para el resfriado, infecciones, y en general para impulsar el sistema inmunológico y aumentar las defensas del organismo.
La equinácea ha sido una de las plantas que se han utilizado tradicionalmente por los indios norte-americanos, especialmente para curar las heridas de las flechas o los mordiscos de las serpientes.
Su nombre procede del griego echino, que significa “espinoso” por el disco central espinoso de la cabezuela floral. Los nativos de América del Norte la llamaban ek-ihnay-sel-uh. Estos fueron los primeros en utilizar la equinácea con fines curativos en picaduras de serpientes y otras dolencias. Los indios Sioux utilizaban las raíces frescas para la hidrofobia y las mordeduras de serpiente, y los hechiceros de esta tribu curaban la rabia mucho antes de que Pasteur descubriera la vacuna antirrábica. También los Cheyennes mascaban la raíz durante su ritual de la Danza del Sol. Estos indios utilizaban el polvo de la raíz para problemas en la boca, reumatismo, artritis y sarampión. El primer uso comercial lo hizo la compañía Lloyd Brothers utilizando productos farmacéuticos a base de equinácea para heridas, picaduras, difteria, meningitis, sífilis, gangrena, etc., hacia finales del siglo XIX. Alrededor de 1890 se comenzó a exportar a Europa, y hasta 1930 en la mayoría de los productos se utilizó la Echinacea angustifolia.
Debido a las continuas faltas de materia prima Gerhard Madaus importó semillas para su cultivo en Europa. Sin embargo debido a un error las supuestas semillas de Echinacea angustifolia resultaron ser de Echinacea purpurea, a partir de entonces la especie predominante. Es por esto que la mayoría de las investigaciones científicas realizadas en Europa sobre la equinácea se han realizado con Echinacea purpurea. En 1957 se descubrió que el extracto de equinácea reduce aproximadamente un 22% la inflamación articular, comparable al efecto de la cortisona.
A medida que los colonos iban extendiéndose hacia el oeste, fueron conociendo de las aplicaciones de la equinácea, hasta que a finales del siglo XIX, fue incluida como planta medicinal dentro de la farmacopea occidental, periodo cuando alcanzó un gran prestigio principalmente como remedio para curar la sífilis o la gonorrea.
Con la aplicación de los antibióticos, perdió bastante su uso hasta que éste se volvió a recuperar en el último cuarto del siglo XX.
Tiene una serie de aplicaciones que la implican como desinfectante bactericida (enfermedades de transmisión sexual, heridas, problemas en los ojos, anginas, llagas en la boca, resfriados, etc.)
Por tratarse de un potente cicatrizante, también puede aplicarse de forma tópica para tratar diferentes infecciones y patologías en la epidermis, que pueden ser desde heridas, quemaduras y eccemas hasta la psoriasis, pasando por el herpes, las picaduras, furúnculos, hemorroides o los abcesos, entre otros.
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Esta planta se considera uno de los mejores antibióticos naturales. La razón de esta propiedad se debe a su capacidad para estimular el sistema inmunitario, produciendo más glóbulos blancos, defensas naturales del organismo para protegerse de las infecciones. Los principios activos son la equinacina, el ácido cafeico y el ácido chicórico, componentes que producen esta estimulación inmunitaria.
Aunque puede tomarse en forma de planta seca, lo ideal es utilizar suplementos estandarizados de equinácea, que permiten una utilización más práctica y con una mayor seguridad. La equinácea se puede encontrar en forma de comprimidos, tabletas, cápsulas, tintura, etc. Lo más conveniente es tomarla de acuerdo a las condiciones del prospecto.
El poder antiinflamatorio de la equinácea resulta útil para el tratamiento de lesiones en los músculos y los tendones especialmente aquellos que están producidos por estiramientos o movimientos repetitivos en ciertos trabajos o deportes ( trabajo en ordenador, trabajadores de una cadena productiva, jugadores de futbol, de tenis, esquiadores etc) . Entre estas, tenemos por ejemplo, la tendinitis o la bursitis.
Su uso no debe prolongarse más de dos meses, dado que superado este período , su poder para aumentar las defensas del organismo decrece.
Es mejor dejar reposar el organismo durante una semana antes de continuar con el tratamiento.
No se recomienda tomar equinácea junto con bebidas con cafeína, como té o café.

Principales especies de equinácea:

– Echinacea angustifolia
– Echinacea purpurea
-Echinacea pallida
-Echinacea paradoxa
-Echinacea tenneseensis