¿A qué edad los niños se vuelven más irritables, contestadores o desafiantes a los padres?
A medida que el niño o niña crece va adquiriendo más herramientas para comprender su entorno, sin embargo, esto no significa que siempre pueda expresar sus necesidades o frustraciones. Muchas veces hablamos de “los terribles dos” para referirnos al segundo año de vida del niño o niña. A esta edad los niños son motrizmente más inquietos, con ganas de explorar y conocer el mundo y eso implica para los adultos tener que estar aún más atentos para evitar accidentes y, a la vez, permitir una sana exploración. Además, el niño o niña es capaz de comprender cada vez más las palabras que escucha de sus cuidadores y otros adultos de su entorno, pero sus posibilidades de expresar sus propios sentimientos y necesidades aún son limitadas. Esta situación provoca frustración al niño, que desea expresarse pero no logra hacerlo y ahí viene lo que conocemos como las famosas “pataletas”.
Lo primero que debemos tener presente es que, a esta edad, la irritabilidad y las pataletas son absolutamente normales y esperables. Estos episodios no tienen que ver con una intención del niño de “manipular” a sus cuidadores y, aunque a veces ocurran en el momento y lugar más incómodo para nosotros, es importante recordar que todos los padres y cuidadores pasan por esto.
Al encontrarnos con una pataleta es fácil perder la paciencia, pero gritar o amenazar al niño no va a resolver el problema y, posiblemente, va a empeorar la situación. Durante el episodio el niño no nos escuchará. Del mismo modo, dejarlo solo puede producir una sensación de abandono; estas emociones son muy fuertes para él y pueden asustarlo. Simplemente, acompañar al niño a pasar la pataleta y, si es posible, abrazarlo, puede ser suficiente para calmarlo. Recuerda que para él este episodio es tan desagradable y poco placentero como para ti.
Recordemos el origen de estas pataletas: el niño o niña desea expresar algo pero no es capaz de hacerlo. Una vez que pase la tormenta de emociones, podemos hablar con él y ayudarle, con palabras sencillas, a nombrar lo que ha sentido. Por ejemplo “estabas enojado porque perdiste tu juguete”. Además, le explicaremos que ahora que está tranquilo podemos entender lo que le pasó y ayudarlo.
¡OJO! Aunque las pataletas sean una parte normal del desarrollo, debemos estar atentos a las situaciones que pueden facilitar su aparición. Algunos ejemplos son cambios en el hogar y entorno del niño, problemas en la pareja de cuidadores, ausencia de alguna de las figuras significativas.
Por otra parte, si las pataletas continúan siendo muy grandes después de los 2 años y medio, o si el niño es menor a 2 años y medio pero está teniendo 3-4 pataletas diarias y no coopera con las rutinas (como vestirse, ordenar sus juguetes, hora de dormir, etc.) se recomienda consultar a un especialista que nos ayudará a determinar si hay alguna condición que esté contribuyendo a la frecuencia de los episodios y propondrá estrategias para el manejo de estos.
Psicóloga Camila Montecinos
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