Ese período abarca desde finales del siglo IV a. de C., hasta los principios de la Edad Media, alrededor del año 400 d. de C.
Aristóteles murió en el año 322 a. de C. Para entonces Atenas ya había perdido su papel protagonista. Esto se debía, entre otras cosas, a los grandes cambios políticos ocasionados por las conquistas de Alejandro Magno .
Alejandro Magno fue rey de Macedonia. Aristóteles también era de Macedonia y durante algún tiempo fue profesor del joven Alejandro. Éste ganó la última y decisiva batalla a los persas, y unió la civilización griega con Egipto y todo el Oriente hasta la India. Se iniciaba una nueva época en la historia de la humanidad. Emergió una sociedad universal en la que la cultura y la lengua griegas jugaron un papel dominante. Este período, que duró unos 300 años, se suele llamar helenismo. Con «helenismo» se entiende tanto la época como la cultura predominantemente griega que dominaba en los tres reinos helenísticos: Macedonia, Siria y Egipto.
A partir del año 50 a. de C., Roma llevó la ventaja militar y política. Esta nueva potencia fue conquistando uno por uno todos los reinos helenos, y comenzó a imponerse la cultura romana y la lengua latina desde España por el oeste, adentrándose en Asia por el este.
El helenismo se caracterizó por el hecho de que se borraron las fronteras entre los distintos países y culturas. Ahora, las distintas culturas se mezclaban en un crisol de ideas religiosas, filosóficas y científicas. Las plazas de las ciudades se llenaban de mercancías del mundo y se oían muchas lenguas distintas.
Surgieron varias nuevas religiones que recogían dioses e ideas de algunas de las antiguas naciones. Esto se llama sincretismo, o mezcla de religiones.
También en la ciencia del helenismo se notaba la mezcla de ingredientes de diferentes culturas. La ciudad de Alejandría en Egipto jugó un papel clave como lugar de encuentro entre Oriente y Occidente. Atenas continuó siendo la capital de la filosofía , y Alejandría se convirtió en el centro de la ciencia. Con su gran biblioteca , esta ciudad fue la capital de las matemáticas, la astronomía, biología y medicina.
En la nueva sociedad mundial, ése fue el proyecto filosófico más importante: en qué consistía la verdadera felicidad y cómo la podíamos conseguir. Ahora vamos a ver cuatro corrientes filosóficas que se ocuparon de esta cuestión.
LOS CÍNICOS
La filosofía cínica, fundada por Antístenes en Atenas alrededor del año 400 a. de C. Había sido alumno de Sócrates y se había fijado ante todo en la modestia de su maestro.
Los cínicos enseñaron que la verdadera felicidad no depende de cosas externas tales como el lujo, el poder político o la buena salud. La verdadera felicidad no consiste en depender de esas cosas tan fortuitas y vulnerables, y precisamente porque no depende de esas cosas puede ser lograda por todo el mundo. Además no puede perderse cuando ya se ha conseguido.
El más famoso de los cínicos fue Diógenes, que era discípulo de Antístenes. Se dice de él que habitaba en un tonel y que no poseía más bienes que una capa, un bastón y una bolsa de pan. Una vez en que estaba sentado tomando el sol delante de su tonel, le visitó Alejandro Magno, el cual se colocó delante del sabio y le dijo que si deseaba alguna cosa, él se la daba. Diógenes contestó:»Sí, que te apartes un poco y no me tapes el sol.» De esa manera mostró Diógenes que era más rico y más feliz que el gran general, pues tenía todo lo que deseaba.
Los cínicos opinaban que el ser humano no tenía que preocuparse por su salud. Ni siquiera el sufrimiento y la muerte debían dar lugar a la preocupación. De la misma manera tampoco debían preocuparse por el sufrimiento de los demás.
Hoy en día las palabras «cínico» y «cinismo» se utilizan en el sentido de falta de sensibilidad ante el sufrimiento de los demás.
LOS ESTOICOS
Los cínicos tuvieron importancia para la filosofía estoica, que nació en Atenas alrededor del año 300 a. de C. Su fundador fue Zenón, que era originario de Chipre pero que se unió a los cínicos después de un naufragio. Solía reunir a sus alumnos bajo un pórtico. El nombre «estoico» viene de la palabra griega para pórtico (stoa). El estoicismo tendría más adelante gran importancia para la cultura romana.
Como Heráclito, los estoicos opinaban que todos los seres humanos formaban parte de la misma razón universal o «logos». Pensaban que cada ser humano es como un mundo en miniatura, un «microcosmos» que a su vez es reflejo del «macrocosmos».
Esto condujo a la idea de que existe un derecho universal, el llamado «derecho natural». Debido a que el derecho natural se basa en la eterna razón del ser humano y del universo, no cambia según el lugar o el tiempo. En este punto tomaron partido por Sócrates y contra los sofistas.
El derecho natural es aplicable a todo el mundo, también a los esclavos. Los estoicos consideraron los libros de leyes de los distintos Estados como imitaciones incompletas de un derecho que es inherente a la naturaleza misma.
También rechazaron la idea de un antagonismo entre espíritu y materia. Según ellos solo hay una naturaleza. Esto se llama monismo (contrario, por ejemplo, al dualismo de la realidad de Platón).
Los estoicos eran «cosmopolitas» , y por consiguiente más abiertos a la cultura contemporánea que los cínicos. Señalaban como muy importante la comunidad de la humanidad, se interesaron por la política y varios de ellos fueron hombres de Estado en activo, por ejemplo el emperador romano Marco Aurelio (121-180 d. de C.). Contribuyeron a promocionar la cultura y filosofía griegas en Roma, y en particular, lo hizo el orador , filósofo y político Cicerón (106- 43 a. de C.). Él fue quien formuló el concepto de humanismo, es decir esa idea que coloca al individuo en el centro. El estoico Séneca (4 a. de C. – 65 d. de C.) dijo unos años más tarde que «el ser humano es para el ser humano algo sagrado». Esta frase ha quedado como una consigna para todo el humanismo posterior.
Los estoicos subrayaron además que todos los procesos naturales , tales como la enfermedad y la muerte, siguen las leyes de la naturaleza. Por tanto, el ser humano ha de conciliarse con su destino. Nada ocurre fortuitamente, decían. Todo ocurre por necesidad y entonces sirve de poco quejarse cuando el destino llama a la puerta.
El ser humano también ha de reaccionar con tranquilidad ante las circunstancias felices de la vida; en esta idea se nota el parentesco con los cínicos, que decían que todas las cosas externas les eran indiferentes. Incluso hoy en día hablamos de una «tranquilidad estoica» cuando una persona no se deja llevar por sus sentimientos.
LOS EPICÚREOS
Sócrates tuvo un alumno, que se llamaba Aristipo, que pensaba que la meta de la vida debería ser conseguir el máximo placer sensual. «El mayor bien es el deseo», dijo, «el mayor mal es el dolor». De esta manera, quiso desarrollar un arte de vivir que consistía en evitar toda clase de dolor.
Epicuro ( 341-270 a. de C.) fundó alrededor del año 300 una escuela filosófica en Atenas, la escuela de los epicúreos. Desarrolló la ética del placer de Aristipo y la combinó con la teoría atomista de Demócrito.
Se dice que los epicúreos se reunían en un jardín, razón por la cual se les llamaba «los filósofos del jardín».
Epicuro decía que era importante que el resultado placentero de una acción fuera evaluado siempre con sus posibles efectos secundarios. Epicuro también decía que un resultado placentero a corto plazo tiene que evaluarse frente a la posibilidad de un placer mayor, más duradero o más intenso a más largo plazo. Al contrario que los animales, los seres humanos tienen la posibilidad de planificar su vida. Tienen la capacidad de realizar un «cálculo de placeres». No obstante, Epicuro señaló que el placer no tenía que ser necesariamente un placer sensual, como por ejemplo, comer chocolate. También pertenecen a esta categoría valores tales como la amistad y la contemplación del arte.
Condiciones previas para poder disfrutar de la vida eran los viejos ideales griegos tales como el autodominio, la moderación y el sosiego, pues hay que frenar el deseo. De esta manera también la calma nos ayudará a soportar el dolor.
Para vivir una vida feliz es muy importante superar el miedo a la muerte. Para esta cuestión, Epicuro se apoyó en la formulación de Demócrito de «los átomos del alma». Él pensaba que no había ninguna vida después de la muerte, porque todos los átomos del alma vuelan hacia todas partes cuando morimos.
«La muerte no nos concierne», dijo Epicuro. «Pues mientras existimos , la muerte no está presente. Y cuando llega la muerte nosotros ya no existimos».
Al contrario que los estoicos, los epicúreos muestran poco interés por la política y la vida social.
Después de Epicuro muchos epicúreos evolucionan en dirección a una obsesión por el placer. La consigna fue «vive el momento». La palabra «epicúreo» se utiliza hoy en el sentido despectivo de vividor.
EL NEOPLATONISMO
La corriente filosófica más destacable de la Antigüedad estaba inspirada, sobre todo, en la teoría de las Ideas. A esta corriente la llamamos neoplatonismo.
El neoplatónico más importante fue Plotino ( 205-270 d. de C.), que estudió filosofía en Alejandría, pero que luego se fue a vivir a Roma. Venía de Alejandría, ciudad que ya durante cien años había sido el gran lugar de encuentro entre la filosofía griega y la mística orientalista. Plotino se llevó a Roma una teoría sobre la salvación que se convertiría en una seria competidora del cristianismo , cuando éste empezara a dejarse notar. Sin embargo, el neoplatonismo también ejercía una fuerte influencia sobre la teología cristiana.
Plotino pensaba que el mundo está en tensión entre dos polos. En un extremo se encuentra la luz divina, que él llama «Uno». Otras veces la llama «Dios». En el otro extremo está la oscuridad total, a donde no llega nada de la luz del Uno. Ahora bien, el punto clave de Plotino es que esta oscuridad, en realidad, no tiene existencia alguna. Se trata simplemente de una ausencia de luz, es algo que no es. Lo único que existe es Dios o el Uno. Y de la misma manera que una fuente de luz se va perdiendo gradualmente en la oscuridad, existe en algún sitio un límite donde ya no llegan los rayos de la luz divina.
Según Plotino el alma está iluminada por la luz del Uno, y la materia es la oscuridad , que en realidad no tiene existencia alguna. Pero también las formas de la naturaleza tienen un débil resplandor del Uno.
Imaginaos una gran hoguera en la noche .De esta hoguera saltan chispas en todas direcciones. La noche queda iluminada en un gran radio alrededor de la hoguera; también a una distancia de varios kilómetros se verá la débil luz de una hoguera en la lejanía. Si nos alejamos aún más solo veremos un minúsculo puntito luminoso como una tenue linterna en la noche. Y si continuáramos alejándonos de la hoguera, la luz ya no nos llegaría. En algún lugar se pierden los rayos luminosos en la noche, y cuando está totalmente oscuro no vemos nada. Entonces no hay ni sombras ni contornos. Ante todo, es el alma del ser humano lo que es una «chispa de la hoguera» , pero también por todas partes en la naturaleza brilla algo de la luz divina. La vemos en todos los seres vivos , incluso una flor tiene ese resplandor divino.
Pero donde más cerca de Dios podemos estar es en nuestra propia alma. Sólo allí podemos unirnos con el gran misterio de la vida. En muy raros momentos podemos incluso llegar a sentir que nosotros mismos somos el misterio divino.
Las metáforas utilizadas por Plotino recuerdan al mito de la caverna de Platón. Cuanto más nos acercamos a la entrada de la caverna, más nos acercamos a todo aquello de lo que procede lo que existe. Pero al contrario de la clara bipartición de Platón en la realidad, las ideas de Plotino están caracterizadas por la unidad. Todo es Uno, porque todo es Dios. Incluso las sombras al fondo de la caverna tienen un tenue resplandor del Uno.
Alguna vez en su vida Plotino tuvo la experiencia de ver su alma fundirse con Dios. A eso lo solemos llamar una experiencia mística. Plotino no es el único que ha tenido esa experiencia. En todos los tiempos y en todas las culturas ha habido personas que han relatado tales experiencias . A lo mejor las describen de distinta forma, pero también se repiten muchos rasgos importantes en las descripciones.
En el siguiente artículo hablaremos sobre Descartes.