Emmanuelle Charpentier y Jennifer Doudna, Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica 2015

 

El trabajo de Charpentier y Doudna puede dar paso al desarrollo de terapias contra el cáncer o el sida.

 

La bioquímica y microbióloga francesa y la profesora de Química y Biología Molecular estadounidense han recibido el «Princesa de Asturias» de Investigación Científica y Técnica. Los diez miembros del jurado de la categoría no dudaron a la hora de elegir el nombre del vencedor, en este caso vencedoras, de 2015. Ambas han desarrollado una tecnología que permite reescribir genes defectuosos: CRISPR-Cas. Considerado uno de los hallazgos biotecnológicos más importantes del siglo, ha supuesto un gran avance en terapias genéticas y tratamientos médicos, y ya ha sido aplicado para alterar células cancerosas para que sean más sensibles a la quimioterapia, cortar el VIH (virus del sida) o crear trigo resistente a enfermedades.
«Espero que este reconocimiento inspire a los jóvenes científicos para que continúen investigando con espíritu de aventura, porque los avances fundamentales a menudo son consecuencia de una investigación motivada por la curiosidad», declaró Jennifer tras conocer que había sido galardonada junto a su compañera Emmanuelle, en su mensaje de agradecimiento.
Ellas se conocieron en una conferencia sobre un tipo de secuencia genética bacteriana celebrada en la Sociedad Americana de Microbiología en 2011. Se dieron cuenta de que estaban trabajando en un mismo problema relacionado con el sistema inmunitario de las bacterias. Las dos científicas llegaron al mismo descubrimiento de forma independiente. Y después generalizaron lo que habían visto en determinadas bacterias a un panorama amplísimo de organismos y sistemas. El laboratorio de Charpentier estaba estudiando una especie de estreptococo (bacteria) y había hecho un descubrimiento importante en las secuencias CRISPR, pero necesitaba entender todas las partes. Charpentier le preguntó a su colega si se animaba a hacer equipo y la estadounidense respondió afirmativamente. Durante los siguientes meses, los equipos de posdoctorandos de ambas bioquímicas trabajaron conjuntamente en Francia y Alemania y la investigación fue creciendo alrededor del sistema CRISPR-Cas, un mecanismo de defensa frente a los virus, que se basa en matrices de repetición de ADN (los elementos CRISPR) que funcionan en asociación con las nucleasas Cas.
Emmanuelle Charpentier estudió Bioquímica y Microbiología en la Universidad Pierre y Marie Curie de París y se doctoró en Microbiología en el Instituto Pasteur. Amplió su formación en la Universidad Rockefeller, en el Langone Medical Center de la Universidad de Nueva York, en el Instituto de Medicina Biomolecular de la misma ciudad y en el St. Jude Children’s Research Hospital de Memphis. Posteriormente estableció su propio grupo de investigación en los Laboratorios Max F. Perutz de la Universidad de Viena y fue contratada como profesora asociada del Laboratory for Molecular Infection Medicine Sweden de la Universidad de Umeå. En 2012 fue nombrada profesora de la Hannover Medical School y jefa del Departamento de Regulación en Biología de la Infección del Helmholtz Centre for Infection Research, en la localidad alemana de Braunschweig.
Por su parte, la americana Jennifer Doudna estudió Química en el Pomona College de Claremont y se doctoró en Química Biológica y Farmacología Molecular. Realizó este doctorado en la Harvard Medical School, bajo la dirección del profesor Jack Szostak, premio Nobel de Medicina o Fisiología en 2009. Durante su tesis se especializó en el estudio de las ribozimas, un tipo de moléculas de origen ancestral capaces de acelerar reacciones bioquímicas específicas. Fue investigadora posdoctoral en la Universidad de Colorado y profesora, entre 1994 y 2002, en Yale. Desde 1997 es investigadora del Howard Hughes Medical Institute. Desde 2003 es profesora en la Universidad de California en Berkeley, donde también dirige la División de Bioquímica, Biofísica y Biología Estructural y ocupa la cátedra Li Ka Shing Chancellor de Ciencias Biomédicas.
Su mérito: abanderar la revolución biotecnológica que permite reescribir el genoma y corregir genes defectuosos con un nivel de precisión inédito, además de barato. La idea es ‘editar’ la doble cadena del ADN como si de montar y desmontar un puzle se tratara.
De golpe, la terapia génica para enfermedades como el cáncer o la fibrosis quística conoce un nuevo horizonte. Eso y la posibilidad de intervenir sobre embriones, modificar los pasos de la evolución.
El galardón está dotado con una escultura diseñada por Joan Miró -símbolo representativo del galardón-, así como por 50.000 euros en metálico, un diploma y una insignia.