Hoy conoceremos a la artista visual Andrea Araneda, Licenciada de la Universidad de Chile.
En su taller ubicado en pleno casco histórico, ella pinta, da clases y vende sus productos y los de otros artistas locales.
Buenos días Andrea, ante todo agradecerte que nos concedas esta interesante entrevista para nuestro Magazine.
– Cuéntanos, ¿en qué momento surge esta pasión por el arte, y cuándo decides seguir este camino?
Gracias a Uds. por invitarme a participar de su espacio.
Si bien siempre dibujé ( era en la única clase en la que me quedaba tranquila, junto a la de matemáticas…) mi encuentro con el arte se hace consciente cuando mi padre me sugiere to
mar un taller, para ocupar bien mi tiempo, durante el período de vacaciones de verano. Hasta ese momento mi inclinación era más bien científica pero cuando entré al taller de Zorka Hraste, sentí que había encontrado mi lugar. Al volver a clases ese año 1995, me cambié de las clases electivas científicas, a las humanistas ( que me costaban mucho más! Pues todo era muy subjetivo) y decidí que estudiaría arte. No fue fácil convencer a mi padre pero hoy, él es uno de mis fans más acérrimos.
– En el año 1994 ganaste un Fondart, ¿te facilitó ese hecho tus avances?
Ganarme ese Fondart fue literalmente hacer un sueño realidad pues justamente soñé que iba caminando junto al mar y veía todos estos peces de juguete flotando…En esos años el Fondart era reciente y se evaluaba a nivel nacional ( hoy tb. existe la evaluación regional), ganármelo por supuesto que facilitó mis avances pues además de poder concretar una idea pude recibir honorarios por realizarla. El Fondart es una gran herramienta con la que contamos en Chile para aquellos artistas que inician sus pasos y para las distintas áreas ligadas a la cultura en general.
– Más tarde, en el año 2000, visitaste Italia, ¿en qué aspectos cambió tu desarrollo artístico?
Me fui a Florencia con la idea de estudiar restauración de pintura. Más que nada, necesitaba herramientas que fueran más de servicio para complementar mi hacer creativo pues en esos años el movimiento en torno a las artes visuales en Punta Arenas era incipiente. En Florencia me inscribí en una escuela privada ( ya estaba pasada de edad para postular a una estatal que impartía restauro), estuve unos meses pero la verdad era muy cara y sentí que estaba dirigida más bien a turistas. Luego de eso, encontré un curso bienal de perfeccionamiento en Artes Gráficas, en el instituo de Porta Romana. Fue muy acertado tomarlo, ya que logré varios objetivos: encontré las herramientas de servicio que andaba buscando ( diseño, ilustración, software de computación, grabado) y pude crecer mucho en mi desarrollo artístico pues todas estas nuevas técnicas y sobre todo la clase a cargo del video instalador Robert Pettena, hicieron que encontrara un nuevo orden para mis ideas y una nueva manera de planetarlas, que quizás en ese momento sólo con la pintura no lo lograba.
Esos 4 años en Italia hiceron que ampliara mi espectro creativo y que sumara la idea de las industrias creativas a mi quehacer, es decir hacer mis ideas, negocio.
Cuando volví a Chile el año 2005, volví a ejecutar un Fondart cuyo objetivo era reinterpretar la gráfica étnica Selknam y Aónikenk para ser aplicada en artesanía y diseño. Luego de eso inicié una linea textil y fui una de las primeras que presentó un ovillo de lana de oveja Corriedale etiquetado y pesado. Más tarde vino toda una línea de gráfica comercial, con la que sigo trabajando. Y con humildad lo digo, fui la primera que puso una tienda de arte propiamente tal en Punta Arenas. Primero la puse en Río Seco que está en las afuera de la ciudad y el año 2009 me instalé en el casco histórico de Punta Arenas, donde sigo funcionando hoy.
Mi viaje a Italia cambió muchas dimensiones de mi persona, desde lo más emocional, hasta lo técnico. Y sabemos que para un creativo el nexo arte- vida es casi como en los tiempos primitivos, es inherente. Yo no dejo de ser pintora nunca.
– Habla a nuestros lectores sobre tus obras de pintura, ¿cómo las definirías?
Definiría mi pintura como expresión figurativa con destellos de abstracción. jejejejeje.
La tesis de pintura que hice para la escuela de arte de la universidad el año 1996, se trató sobre el rescate de los errores ( usé a los Selknam como tema). Hasta ese momento el proceso de buscar el realismo para mí no era placentero. Siempre mi tendencia fue más bien espontánea, suelta, buscar pero si me equivocaba prefería usar el error y no taparlo. Siempre le decía a mi profesor: si no me caben los pies del personaje en la tela, ¿por qué no se los puedo poner en la cabeza?
Hoy mi pintura tiene mucho de eso todavía pero siento que estoy más atrevida.
Lo perfecto existe solo en el mundo de las ideas. Yo soy imprefecta, me equivoco pero enmiendo mis errores. Además siento que los límites de todo lo que nos rodea los ponemos nosotros. Todo se entrelaza, todo está sucediendo, lo invisible existe y toda esta gran existencia de seres y cosas, genera un bitmap infinito del cual soy parte, ni más ni menos, simplemente parte.
Admiro mucho la obra del psiquiatra alemán -suizo Karl Gustav Jung. Su postulado del incosciente colectivo y de la sincronía son los ejes de mi pintura. (Aunque todavía no se note mucho pero estoy en eso, jejjejej)
– Respecto la pintura, ¿cómo describirías tu evolución en estos últimos años hasta ahora?
Siento que mi evolución ha sido gigante, quizás más que con los resultados netamente pictóricos, ha sido mi relación con la pintura misma la que ha evolucionado. Cada ser humano, ya sea por su tendencia, lo que le tocó vivir, etc, tienen ciertas características…. y una de las mías era el miedo a fallar en lo que más me importa. Por este motivo, muchos años pintaba y tiraba todo a la basura pues me parecía que nada lograba mis espectativas, que los resultados eran mediocres, etc. Luego de pasar casi 10 años sin pintar ( pues en Italia trabajaba y estudiaba y cuando volví a Chile creé una microempresa textil), volví a hacerlo con un proyecto de retratos, en el cual sigo trabajando y la pintura era mucho más figurativa que antes y me gustó. Entremedio empecé a pintar paisajes que casi nunca había hecho y a darme cuenta de mis carencias, por lo tanto desde Punta Arenas he tomado cursos on line y he tratado de crecer en lo que siento me falta. Soy una convencida de que no se deja de crecer hasta la muerte. Siento que mi discurso pictórico interno (ese que me digo a mí misma) se ha ordenado, por lo tanto tengo mucha más claridad de lo que busco y eso me da mucha libertad y goce en los procesos.
Para mí, pasarlo bien en el buen sentido, más que un derecho es un deber. Y esto tiene que ver con no tener más miedo.
-Además de pintura, en tu taller también expones artesanía y vestuario, ¿qué es lo más importante que podemos encontrar?
Siento que todos los lenguajes tienen su valor. Desde el momento que decido poner una tienda, tener variedad de productos es importante. No es cliché que sobre gustos no hay nada escrito. Lo que sí me interesa es la calidad del producto y con esto me refiero a que haya un manejo de la técnica elegida, que haya reflexión en los procesos, buenas materias primas y presentación, todo eso se nota en el resultado final.
– ¿Futuras obras en mente?
¡Muchas!
Me falta tiempo para concretar todas las ideas. La verdad llevo una vida súper ocupada, llego a mi taller a las 8 am y me voy a las 8 pm o más tarde… Tengo un proyecto de gestión cultural que se llama La Porfía, diseño un sumplemento para el diario regional El Pingüino, hago clases de pintura en mi taller, trabajo en el área creativa del centro de Estudios Hemisféricos y Polares entre otras cosillas, entonces en algunos períodos me falta el tiempo para concretar mis obras y por eso me demoro un poco en hacer todo lo que quiero hacer.
Andrea muchas gracias por abrirnos tus puertas, ha sido todo un placer poder conocerte más en profundidad. Desde nuestro Magazine te deseamos los mejores éxitos como artista.
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